Entró borracho a una subasta, compró un caballo y ahora no sabe qué hacer

Ocurrió en Brasil. El joven subía la apuesta a modo de broma para que el futuro comprador pague más dinero. Sin embargo, cuando se quiso dar cuenta, ya había comprado al animal.
sábado, 11 de junio de 2022 · 15:18

Diogo es un joven oriundo de Brasil. Una noche estaba en su casa con sus amigos tomando unos tragos, cuando uno de ellos propuso sumarse a un grupo de WhatsApp en el que se realizaba una subasta. La idea era divertirse y pasar el rato, pero todo terminó de una manera insólita.

Entre copa y copa entraron en una subasta en la que se ofertaba un caballo a muy bajo costo. El joven de 24 años, envalentonado, buscó ponerle adrenalina al evento y elevó la apuesta para que el comprador pague más dinero por el equino, detalla TN.

Oferté $100, luego $200, $450 y finalmente aposté $520?. Cuando se quiso dar cuenta, nadie más ofreció dinero por el animal y se había comprado un caballo. Incluso hasta ese momento, Diogo seguía pensando que era una broma, pero todo cambió la mañana siguiente.

“MI MADRE ME QUERÍA MATAR”

A la mañana siguiente, el joven se despertó con mensajes en los que le preguntaban cuándo pasaba a buscar al animal y en qué momento iba a pagarlo. “Me desperté con mensajes que me hablaban del precio de la subasta. Estaba en estado de shock y mi madre me quería matar porque yo no recordaba lo que había pasado”.

Su mamá, días atrás, le negó la posibilidad de comprar un perro Golden Retriever. “Ella me dijo que no podía porque no había espacio en casa y ahora yo me había comprado un caballo”.

Diogo le explicó que en el momento de la compra “no estaba tan sobrio” y que tras el remate salió con unos amigos a beber y divertirse. “Cuando me di cuenta había comprado un caballo. No sé cuidar un perro, ¿cómo puedo cuidar un caballo?”, bromeó.

¿QUÉ PASÓ CON EL CABALLO?

Luego del chiste, aparecieron las responsabilidades para el joven brasileño. Debía buscarle a Alazão (nombre del caballo) un lugar para vivir y también tenía que reunir el dinero para pagarle a los subastadores.

Diogo puso manos a la obra e inició una campaña para poder conseguir un comprador del caballo antes del 12 de junio, día en el que el animal tiene que abandonar el lugar en el que vive. En una entrevista a medios brasileños mostró su preocupación: “Realmente espero encontrar a alguien lo antes posible. Ahora, tengo que correr contrarreloj”.

Al problema del dinero se le sumó la burocracia de trámites que debía hacer para poder trasladar al caballo hasta un nuevo hogar. “El caballo está en Novo Horizonte do Sul, pensé que solo era cuestión de ponerlo en la carreta y partir, pero necesita un documento y el transporte era más caro que el caballo”, contó.

No tuvo más opción que ofrecer un descuento en la venta de Alazão, que pasó de ser comprado por 520 reales y ahora estaba a la venta a 320.

Con la difusión a través de las redes sociales logró reunir el dinero que le faltaba para pagar la subasta y luego Diogo vender el animal. “Solo estuve tranquilo cuando se llevaron el caballo, mi madre me quería matar. Mucha gente me ayudó”.

 

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