Se cumplen 29 años de la muerte de Freddie Mercury, un talento inmenso y una voz que trascendió

Para dimensionar el talento del gran Freddie basta recordar sus últimas palabras, o por lo menos aquellas que dijo un día antes de su muerte y que bien podrían haber estado en su epitafio. “No me importa morir mañana. He vivido, en toda la extensión de la palabra”, dijo el compositor y vocalista del grupo Queen en las horas previas a su muerte, que lloraría todo el mundo.

Hay que decir que las últimas fotos de Freddie Mercury lo mostraron coherente con lo que había expresado. La leyenda del rock, de 44 años, se mostró relajado en sus últimas horas y se lo pudo ver en el jardín de su mansión londinense con una sonrisa y extrañamente sin bigote, rasgo característico del cantante. Mercury fallecería el 24 de noviembre de 1991 en esa misma casa como consecuencia de una neumonía y del deterioro de su salud por ser portador de VIH positivo.

A pesar de su enfermedad, Mercury se mantuvo con bastante entereza hasta sus últimos días. El líder de Queen se refugió como pudo en su arte y su entorno más cercano, fundamentalmente su pareja. "La reacción de Freddie ante su enfermedad fue de total incredulidad. No se hundió hasta las últimas semanas, cuando realmente se estaba muriendo", recordó Jim Hutton en el libro "Mercury and Me" (que escribió en 1995).

Años después de la muerte de Freddie, Hutton decidió regresar a su Irlanda natal, donde vivió hasta que falleció de cáncer en 2010, con 61 años. "Freddie fue el mayor amor de mi vida y sé que nunca volveré a amar así", escribió la ex pareja en sus memorias. La poderosa voz de Freddie y su sensibilidad como artista quedaron plasmadas en obras notables como Bohemian Rhapsody, We Are the Champions y Love of My Life.