Editorial

El arte de apagar incendios: de lo metafórico a lo literal

En lo que va del año los incendios consumieron más de 120 mil hectáreas en 11 provincias del país. Falta de educación, fondos insuficientes, bomberos voluntarios. La política de estado sobre impacto ambiental sigue siendo una materia pendiente que el gobierno se lleva a marzo.
domingo, 13 de septiembre de 2020 · 22:03

Cuando todo parecía indicar que los créditos del apocalipsis se lo llevaría este año la pandemia de coronavirus, en los últimos días, los incendios desatados en esta parte del planeta aparecieron para pelear la terna. El virus COVID-19 parecía suficiente, pero no, el año se empecinó en pegar donde duele y el daño hasta el momento está siendo irreparable. Ver el vaso medio lleno, al margen de ser una reflexión optimista, representa la metáfora más indicada para analizar lo sucedido en apenas nueve meses del 2020 (y todavía quedan tres más).

El próximo 20 de Septiembre se cumplirán seis meses de cuarentena en Argentina, y lejos de festejarlo soplando velas, lo verdaderamente preocupante es pensar en apagar el incendio que dejará tanta inactividad económica. A esta altura las medidas sanitarias, parecen igualar lo exagerada de la última oración e incluso superarla. Exagerada o no, la sociedad enardecida se cansó, se cansó de ver pasiva como un protocolo anestesió el sistema productivo del país y trató de amputarle sus piernas. 

¿Lo peor de todo?, tratar de apagar un incendio con nafta. El confinamiento en Argentina parece tener el mismo tamaño que la incertidumbre. No hay efectividad en las medidas y mucho menos en los resultados. La cuarentena crece con la cantidad de infectados. La burocracia crece con la cantidad de muertes. En el medio, y rehenes de estas criteriosas definiciones, casos como el de Solange Musse, joven que murió de cáncer sin poder despedirse de su padre porque “sospechaban” que el hombre tenía coronavirus.

Detrás del telón de cuarentena: el acertado canje de la deuda con acreedores privados, la incisiva estatización del grupo Vicentín, la innecesaria y multimillonaria reforma judicial, la “prisión domiciliaria” de Lázaro Báez en un Country de Pilar, los sobreprecios del Ministerio de Desarrollo Social, la Ministra de Seguridad diciendo que en realidad no son muchos los robos y que los medios los mediatizan y finalmente la excusa por excelencia: “la pesada herencia” (porque siempre la culpa de todo la tiene el que estuvo antes).

Hasta acá llega la metáfora de un país en llamas y empieza lo literal: Argentina lleva, en lo que va del año, más de 120 mil hectáreas consumidas por incendios en 11 provincias. Los incendios forestales en el país afectaron hasta el momento a: Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Buenos Aires, La Pampa, San Luis, Córdoba, Santiago del Estero, Misiones, Catamarca y La Rioja. Cabe preguntarse en este sentido si semejante tragedia ambiental no podría haberse evitado. Si tan coordinado fue el operativo entre los Brigadistas del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, los bomberos provinciales y de la Policía Federal Argentina, los policías regionales, los integrantes de la Fuerzas Armadas y la Prefectura Naval Argentina ¿Porque no se trabajó con antelación?. 

Para poder dimensionar el impacto de los incendios forestales, la NASA difundió imágenes satelitales que permiten ver el mapa del fuego a lo largo y a lo ancho del país. ¿Es triste?, si, pero también es necesario para tomar conciencia. ¿Acaso el Ministerio de Ambiente de la Nación no tiene registro de las sequías en las principales regiones productivas del país?. Si el paso devastador del fuego generó pérdidas millonarias que son difíciles de estimar por las autoridades nacionales y provinciales, ¿No era más fácil (y barato) invertir en un presupuesto para evitar este daño?. 

No hay que irse tan atrás en el tiempo para saber lo que pasa en materia ambiental si no se concientiza a tiempo. En agosto del año pasado hubo más de 30.000 incendios en el Amazonas y el fuego arrasó parte del pulmón verde latinoamericano  afectando a Brasil, Bolivia y Paraguay. En Australia, entre septiembre de 2019 y mayo de 2020, los incendios forestales destruyeron el 21% de sus bosques y mataron más de 3000 millones de animales. Actualmente, en la costa oeste de Estados Unidos el fuego ya se llevó más de 1 millón de hectáreas y es una marca récord en su historia. 

Es momento de entender que el cambio climático ya está entre nosotros y no hay margen posible. Esto no se trata de un simulacro de incendio, la naturaleza nos está diciendo que necesitamos cuidarla. La tarea es de todos: de la sociedad en exigir al gobierno medidas verdaderamente criteriosas, y de la clase política de gestionar con previsión y profesionalismo. Urgen políticas de estado que no sean tacañas con la sequía, la deforestación y la profesionalización a los bomberos voluntarios, sino pagaremos un costo verdaderamente alto. 

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